16 de mayo de 2018

Sandglass



Capítulos: 24 (entre 40 minutos y 1 hora)
Año: 1995
Sinopsis: Relata la historia de amistad, amor y lucha de tres amigos, Park Tae Soo, Kang Woo Suk y Yoon Hye Rim que verán marcadas sus vidas y destinos entre las décadas de 1970 y 1980, en las cuales impero una gran inestabilidad política y que sentaron las bases definitivas de la Corea actual.



Después de ver este drama, que hace una disección precisa de la política, el ámbito social y económico de la Corea de las décadas de 1970-80, no me extraña que tuviera la audiencia que tuvo. Estoy segura que muchos de los coreanos que vieron este dorama a mediados de los 90 ni sabían lo que había acontecido realmente en su país en las dos décadas anteriores.

Park Tae Soo crece como un rebelde, diestro en las peleas, un estudiante que no estudia, que no tiene interés en nada, hasta que conoce a otro chico de su edad que es lo opuesto, estudioso y disciplinado. La amistad, a pesar de las posturas contrapuestas de ambos, surge de inmediato y será una amistad que dure hasta el final, aunque haya baches en el camino, un camino que no les lleva por los mismos derroteros y que les tiene aparejadas varias sorpresas. La primera para Tae Soo, que decide, influenciado por su nuevo amigo, estudiar para llegar un día a ser presidente y barrer a todos los corruptos fuera del gobierno, es darse cuenta de que ni siquiera le va a estar permitido labrarse un futuro como cualquier hijo de vecino, porque en su pasado, hay una mancha, que en la Corea del Sur del momento, profundamente enraizada en la lucha contra el bloque comunista, no se podía tolerar. Así que Tae Soo vira su destino hacia donde estaba al principio y se convierte en parte de una banda de gangsters, al servicio de esos corruptos a los que pretendía echar del poder, la pescadilla que se muerde la cola en su máxima expresión.

Igual que el destino de Tae Soo queda marcado por sus antecedentes familiares, a Kang Woo Suk le pasa tres cuartos de lo mismo, echado él y su familia de sus tierras por codicia ajena, que dispuesta a todo, al no aceptar el padre de Woo Suk vender sus tierras y seguir siendo un humilde agricultor, no duda en levantar acusaciones falsas y así, apartado de su casa, teniendo que salir por patas y encima gracias por no haber acabado peor, el padre logra que el hijo prometa que, ya que tiene una buena cabeza sobre los hombros, estudiara día y noche para convertirse en fiscal o juez, desde ese puesto, el padre cree que podrá hacerle justicia a personas como ellos, que no la tuvieron. Woo Suk se afana en ello, porque realmente le importan los demás y quiere ejercer la justicia de verdad. Este hombre es honrado, honradísimo y a pesar de que la amistad con Tae Soo sea su talón de Aquiles, encontrará la forma de mantener sus principios y a la vez ser un amigo siempre.

El último vértice de este triángulo, aunque no amoroso como tal, porque, aunque hay enamoramiento por parte de dos miembros de este triángulo, tampoco es un amor intensísimo ni de morirse de amor, como decía, se trata de Yoon Hye Rim, que como los otros dos está marcada por su familia. Un padre dueño de varios casinos, corrupto, mafioso, que se dedica a untar a las élites políticas del país para tener su trocito de reino. El padre, por cierto, es un actor que siempre hace el mismo papel, siempre es un padre espantoso, dominante y dictatorial, que es millonario y poderoso y siempre quiere más dinero y poder. Aquí como no, hace el mismo personaje. Tiene dos hijos, Hye Rim y su hermano, pero a la que no deja vivir es a la hija, sorprendentemente la ve como su sucesora porque cree que tiene un carácter parecido al suyo, flaco favor le esta haciendo al pensar así, en cambio del hijo pasa bastante y cuando se marcha, no le importa. Pero al intentar huir Hye Rim no dudará en hacerle la vida imposible. Y eso que al principio la chica adora a su padre, hasta que la secuestran y su propio padre le dice que no piensa ceder a chantajes y que prefiere no rescatarla a parecer débil, este hecho y que la madre se muera al poco, distancia a Hye Rim de su padre, al que ve como realmente es. Ansiosa de pertenecer a algo, de alejarse de la influencia asfixiante de su padre, entra en una asociación de alumnos que luchan por un gobierno más democrático y ahí es donde se meterá en líos que la marcarán para los restos.

El contexto histórico es muy importante en la historia de estos tres personajes, les acerca a veces y otras les hará estar en bandos opuestos, a veces en contra de la propia voluntad de los personajes. De los tres no puedo decir quien me ha gustado más, aunque no se puede negar la extremada honradez de Woo Suk en comparación con la taimada forma de actuar de los que están en la cima del poder, tras algo que le pasa y que realmente no puede evitar, Woo Suk quiere renunciar a ser fiscal, a pesar de que la promesa a su padre le pesa y mucho, cree que después de lo que ha pasado, de lo que ha hecho, no está en posición de juzgar a nadie. Tae Soo es un luchador y nunca se rinde, así este en presidio, él se mantiene como puede en pie y Hye Rim, que se topa con la realidad más cruel, lejos de los privilegios que había disfrutado, comprende cuan pequeña es en comparación con los que manejan todo desde las sombras.

Por supuesto a los protagonistas les toca de lleno estar en dichos momentos históricos como mudos testigos y otras como centro total. Me basta recordar la masacre de Gwangju, un hecho que permaneció oculto para la opinión pública coreana durante mucho tiempo, pues el gobierno controlaba a la prensa y cualquiera que se atreviera a descartar la "verdad" que había inventado el gobierno, que el ejército sofoco una revuelta comunista, se llego a decir que había espías norcoreanos escondidos y protegidos por las gentes de Gwangju, algo totalmente falso, era inmediatamente acusado, encerrado en prisión y eso con suerte, porque sino acababa muerto. La realidad es que esta revuelta lo único que pretendía era que la democracia mandara en Corea del sur, porque el gobierno del entonces presidente, Chun Doo Hwan, no era más que una dictadura encubierta. Lo que tu ves es a gente normal y corriente luchando por sus derechos, luchando por la libertad, aunque eso les cueste la vida y eso te emociona. Este momento concreto deja una marca indeleble en Tae Soo y Woo Suk enfatizando en uno su forma de proceder y al otro haciéndole replantearse todo sobre sí mismo.

Hay muchos personajes, tanto buenos como malos, o directamente claroscuros, pero el que a mi más me ha llamado la atención, vamos que me tenía fascinada es el guardaespaldas de Hye Rim, Baek Jae Hee. Se conocen cuando la banda para la que trabaja Jae Hee secuestra a Hye Rim, entonces solo una adolescente. Jae Hee acaba sintiendo compasión por ella y más cuando ve que el padre ni piensa en ceder ni un poco solo por evitar que a su hija le pase algo, eso despierta un sentimiento de protección en él, que es correspondido por Hye Rim, que está agradecida con Jae Hee. Entonces este, viendo que la chica tiene al enemigo en casa, porque menudas perrerías le hace su padre, se ofrece al progenitor de Hye Rim como hombre para todo, con el propósito de estar siempre cerca de ella y cuidarla. No hace falta mucho para darse cuenta que, Jae Hee no lo hace solo porque ella se porto bien con él, sino porque está enamorado. La relación que tienen es preciosa, en la que ella sabe que siempre puede contar con él, con Jae Hee ayudándola a salir del pozo depresivo en el que Hye Rim acaba por una cosa que le ocurre, donde él no se rinde jamás y nunca, pero nunca le falla, aunque hay un momento en que no puede hacer nada por ella y el pobre sufre como un condenado de pura impotencia, tu sufres con él, te la muestran tan real y mucho más íntima que por mucho que Tae Soo se enamore de Hye Rim y ella se supone que también, no me creo esa relación ni la cuarta parte de lo que me creo la de Hye Rim con Jae Hee. Eso es puro amor, pero del bueno, además. La relación con Tae Soo está bastante entrecortada y más parece a veces que ella se junta con él porque quiere huir del yugo de su padre, que por realmente estar enamorada de Tae Soo.

Un drama bastante interesante, donde los capítulos son la mayoría más cortos de lo normal, así que no hay posibilidad de pesadez, aun si hubieran sido más largos no me habría provocado tal cosa. Para alguien que le gusta la historia como a mi y que poco a poco va conociendo la de Corea ha sido todo un ejercicio de aprendizaje, porque parece desde fuera que, después de que acabo la invasión japonesa y la guerra entre las dos Coreas, para Corea del Sur todo fue un camino de rosas y no, al contrario, tuvieron que pasar por mucho para lograr la democracia que tienen ahora, esperemos que si como apuntan todos, la guerra con sus vecinos del norte ha terminado y estén pensando en la reunificación, eso no les cree problemas a posteriori. Ojalá que no.